Aquí
A veces me pregunto si de verdad he nacido,
y por qué esta membrana que no me deja tocar realmente el mundo.
Si me han dado nombre, me han enseñado
a habitar, y sin embargo intuyo que la luz es otra;
que me he acostumbrado a oír
de las formas, las voces,
una huella sorda amortiguada.
Pero a mí no me oyen,
por más que las llame no me oyen;
no les llego porque no me entienden,
no me entiendo porque no sé hablar,
hablo apenas
torpemente en tacto y, aun así,
abrazar la piel del mundo es enredarme en mi propia piel,
en mi propia carne y no los veo,
aún no lo veo,
y siento que me falta,
que en realidad no estoy
todavía aquí.